♦Lillith Hendersen♦

21 AÑOS• HETERO • ESTADOUNIDENSE • GUNDERS• ARTES • MILA KUNIS •

Directa, sincera, nunca miente, atlética, tiene buen aspecto físico y usa eso a su conveniencia
No distingue entre los buenos y malos por lo que los considera enemigos a todos enemigos. Si su instinto de supervivencia inculcado la empuja a matar, no lo dudará dos veces y no tiene el mas mínimo remordimiento de sus actos.

Aparentemente algo en su sistema no logró abarcar la totalidad de su mente por lo que en los momentos de lucidez, se siente perdida, paranoica y atraviesa por ataques de pánico provocados por el método que se utilizó.

Al encierro, su mente junto con los recuerdos guardó el trauma del encierro por todo el tiempo que estuvo dentro del laboratorio aunque no sabe sobre eso, después de la intervención sufre de claustrofobia.

La música y la adrenalina sobre todas las cosas

Le molesta que la presionen, desde cualquier aspecto por eso es considerada rebelde y liberal y no tolera alguien que reclame ese aspecto de su personalidad.

Trevor Hendersen: Padre y amigo, si bien es una persona ligeramente permisiva nunca apoyó a Lillith a la hora de seguir su propio camino
Kenia Hendersen: Madre, nunca tuvo buena relación con ella y mucho menos después de descubrir que tenía una aventura con otro hombre, gracias a ella la parte escéptica de Lillith se ve incrementada por el tratamiento científico.

Nacida en California, Lillith fue hija única de la pareja Hendersen, ya siendo mayores por lo que la mayor parte de su vida tuvo que cuidar de si misma por la falta de atención de sus padres quienes se la pasaban trabajando o fuera de casa, su infancia fue alivianada por la presencia de una niñera que cuidó de ella hasta los dieciséis años donde se decidió que sería llevada a un colegio pupilo para incrementar sus conocimientos de forma aplicada ya que era tenía una mente muy capaz y facilidad con el aprendizaje, un buen futuro estaba en sus manos según sus padres veían, pero con cada comentario sobre el tema ella fue rechazando a sus padres cada vez más hasta el punto de sentir asco de la vida que tenían pensada para ella. Empezó a meterse y relacionarse con compañía no muy agradable, bares y carreras clandestinas, drogas y alcohol. Todo lo que arruinaría su imagen que según ella era de niña perfecta y aplicada.
A los 20 decidió apartarse de todos y empezar su propia vida ni muy metida en su futuro pero tampoco desperdiciándola con sexo, drogas y rock, intentó llevar una medida justa de todo involucrándose con un trabajo que la ayudó a mantener su media beca dentro de la universidad.
En su segundo año de Artes conoció a un presunto ‘compañero’ con el que tuvo sexo o eso creyó pero en el encuentro este la drogó y resultó ser parte del proyecto ofreciéndola como objeto de experiencia para los medios tecnológicos, luego de eso se unió a los Gunders creyendo que perteneció a ellos desde su primer día en el instituto, considerando a sus compañeros como ‘hermanos de fraternidad’ aunque al no confiar del todo en todos siempre se da la chance para dudar de cualquiera.